lunes, 10 de febrero de 2014

EL SIGLO DE LA INTEGRACIÓN Andrés Lira y Luis Muro

Entrevista a un conquistador:
Entrevistador: Entiendo que estuviste ausente un tiempo desde el triunfo sobre Tenochtitlán. ¿Podrías decirnos los principales cambios respecto a tu experiencia?
Conquistador: La verdad es que podría desconocer la Ciudad, sin duda alguna muchas cosas cambiaron y evidentemente muy rápido.


  • Los valles y lugares antes despoblados se convirtieron en monasterios rodeados de indios sometidos por los misioneros.
    Existencia de nuevos tipos de hombres en los pueblos y en los caminos
    Se están explotando ricos minerales en el norte; aunque es difícil llegar a ellos.
    Surgen verdaderas ciudades como México, Puebla, Oaxaca, Guadalajara, al lado de otras que seguían en constante crecimiento, como Durango, fundada en 1563.

  • Surgen los puertos de Veracruz y Acapulco, que se utilizaban como base de un comercio ultramarino regular.
    Es válido destacar la existencia de caminos y construcción de obras hidráulicas, en especial, obras de desagüe que permitieran evitar las inundaciones y la consiguiente inundación de ciudades.
    Se dio lo inimaginable, la conquista del Norte.

    Entrevistador: ¿ Cómo crees que todos esos cambios influyeron en la población?






    Conquistador: Pues más que nada, hubo diferentes factores que influyeron en que la población cambiará dramáticamente: la gran epidemia que afecto a los indígenas; nueva redistribución de la población por la reasignación de tierras, que también causo las migraciones; además, el aumento de la comercialización de esclavos y el surgimiento de la clase mestiza.






    Entrevistador: ¿Cómo cambió la agricultura, minería y ganadería?


    Conquistador: En la agricultura destacan el maíz, el maguey y el frijol y el chile, que se han adaptado muy bien a las nuevas tierras. La ganadería fue esencial, pues permitió el sedentarismo y la minería; que es la principal actividad económica.



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    Supervivencia y transformación de la agricultura indígena


    La agricultura indígena reducida en extensión por el acaparamiento de las mejores tierras y aguas en manos de los españoles y con menos mano de obra disponible, mantuvo su importancia económica con cuatro especies de origen neto americano: el maíz, el maguey, frijol y el chile.


    El maíz. La producción de maíz no pudo ser descuidada porque nunca perdió su condición de producto básico e insustituible en la alimentación indígena. Además, la sociedad colonial aporto nuevos consumidores con el aumento de población representado por mestizos, negros y mulatos. La sociedad colonial aportó nuevos consumidores. La dispersión geográfica del maíz abarcó casi el territorio del virreinato; pero su concentración estuvo localizada en las zonas de más densa población aborigen.











    El maguey. La planta más perenne más típica de México, destaco por su abundancia, excepcional resistencia a las variaciones de las condiciones meteorológicas, adaptación a cualquier tipo de suelos, en especial los de las zonas áridas donde la humedad es casi nula. Más que cultivo, el maguey exgía poco cuidado y por lo mismo requería escasa mano de obra. De las culturas americanas, la de México fue la que supo sacar más provecho del maguey obteniendo: pulque, cuerdas, tejidos para envolver fardos.














    El frijol y chile. Productos propios de la alimentación popular, fue susceptible del desarrollo de numerosas variedades debido a que donde se asentaba un núcleo de población se cultivaban dichos productos. Numerosas variedades de uno y de otro.






























    Fuente: Lira, Andrés; Muro, Luis. “El siglo de la integración”. México, Departamento Académico de Estudios Generales, ITAM. P. 1-32

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